Famoseo

La cocina de la Obregón

Hace unos meses Cuatro revivió con éxito el programa Ven a cenar conmigo, producción que entre 2008 y 2010 ocupó la pantalla de Antena 3 con buena acogida de la audiencia. El show hace equilibrios entre un reality y un programa de cocina, pues los concursantes fungen de anfitriones y preparan los platillos que los demás invitados degustarán en su casa. Al final, el mejor anfitrión se lleva un premio.

La edición con celebrities ha sido la que mayor revuelo ha causado. No sólo por los involucrados, aunque Lucía Etxebarri, Rappel, Víctor Janeiro y Ana Obregón aún tiran de la audiencia. Pero ha sido la cocina de esta última la que se llevado el protagonismo en redes y revistas del corazón.

La Obregón reside en el exclusivo barrio de La Moraleja, urbanización que su padre, el arquitecto Antonio García Fernández concibió. En más de una ocasión ha abierto las puertas de su casa a los medios. No en vano vive en ella desde 1984, cuando la adquirió sin necesidad de solicitar una hipoteca. El inmueble de dos plantas y más 600 metros de construcción está valorado hoy en día en unos 2 millones de euros.

En 2012 la revista ¡Hola! desplegó en sus páginas un reportaje fotográfico que mostraba la casa después de un exhaustivo trabajo de reformas. Un ejército de fontaneros, carpinteros, lampistas y electricistas se encargó de darle al inmueble un nuevo aire.

Los trabajos incluyeron las estancias de la planta baja: vestíbulo, salón y comedor. Y también se ocuparon del despacho, los cuatro dormitorios y los tres baños ubicados en el piso superior. Pero a juzgar por lo que se ha visto recientemente en tele, pasaron completamente por alto la cocina.

Desde antes de la emisión del programa, y tras haber visto solamente los cortes promocionales, ya las revistas rosa y las redes pusieron el grito en el cielo por el mal estado que se veía en la estancia. Sin entrar en mucho detalle se podían apreciar los muebles abombados, con desconchados, y un estilo que nos hace pensar en el año de construcción de la vivienda (donde no faltaban las encimeras opacas de melamina).

Incluso los gabinetes que están sobre la cocina muestran signos evidentes de quemaduras, y los zócalos están en muy mal estado. Los más alarmistas decretaron que esa cocina no sólo era una ofensa para la vista, sino que también suponía un peligro para la manipulación de alimentos.

La Obregón, quien ha declarado que no le gusta cocinar, no se amilanó ante las críticas, recibió a sus invitados en casa y dejó entrar las cámaras de televisión en su cocina. Esta fue la primera vez (y no extrañaría que la última) que los medios tuvieron acceso a esas dependencias.

Incluso, cuando se grabó el programa de Bertín Osborne, En tu casa o en la mía, Ana aprovechó para escaparse a preparar el aperitivo mientras el presentador hablaba con su hijo, Alex Lequio.

No cabe duda de que esa cocina está pidiendo una remodelación urgente, y no sería de extrañar que aprovechando el jalón mediático alguna firma de electrodomésticos esté interesada en echarle una mano. Probablemente nos enteraremos por una exclusiva en papel couché.