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Mediaset, la Meca de la caspa

Parte del periodismo del corazón parece estar reciclándose en nuestros días. Mediaset, uno de los principales abanderados de la prensa rosa en el universo mediático español, ha creído conveniente en los últimos años dar un giro de timón en su política temática. Y es que para Telecinco y el resto de cadenas hermanas ha quedado atrás aquello de centrar sus espacios en las celebridades del cine, el deporte o la vida pública.
Ahora son los propios tertulianos de los programas de Mediaset quienes se convierten en los protagonistas de las noticias; ellos son quienes sufren los desamores, las venturas, las desgracias, las luces y las sombras. Así, en ‘Sálvame Naranja’ y ‘Sálvame Limón se dedican casi exclusivamente las más de cuatro horas de programa que presenta Jorge Javier Vázquez a abordar la vida personal de colaboradores del espacio como Belén Esteban, Kiko Matamoros, Kiko Hernández, Mila Ximénez, etc.
Lo cierto es que esta nueva vía tiene sus cosas positivas para Mediaset: todo queda en casa y la inversión económica del grupo para con otros famosos ajenos a la casa es nula. Todo queda bajo el estricto control de Mediaset. Cada tarde, los supuestos famosos son quienes a priori deberían ser los informadores que hablaran de los famosos de verdad; esto es sin duda una forma de hacer televisión y un formato que ha terminado de explotar merced a la política de Telecinco.
Y por si la nómina de tertulianos frívolos e irreverentes de Sálvame no fuera suficiente, la propia Mediaset se encarga de crear nuevos famosos desde la nada gracias a programas como ‘Mujeres y hombre y viceversa’ o ‘Gran Hermano’; así, todo vuelve a quedar bajo el control interno del grupo. El autobombo de los programas de la casa es tal, que los espacios de la mañana, por ejemplo, hablan en su parcela de crónica rosa de los tertulianos de la tarde o del reality de por la noche. Unos se alimentan del contenido de otros, de modo que todos los programas de Telecinco se publicitan entre sí, en una red de presunto periodismo del corazón que ya no ha perdido su esencia primaria.